VÍDEO: ¿Por qué las mujeres tienen más infección urinaria?
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Transcripción del vídeo
¿Sabías que la infección urinaria llega a ser hasta 30 veces más común en las mujeres que en los hombres?
Pero ¿cómo es que una misma infección causada por la misma bacteria puede ser el mismo tiempo en las mujeres tan rara en los hombres?
¿Cual es la diferencia?
Eso es lo que vamos a explicar en los próximos cuatro minutos. ¡Están conectados!
La forma más común de infección urinaria es la infección de la vejiga, también llamada cistitis.
Siete de cada diez mujeres tendrán al menos un episodio de infección urinaria a lo largo de sus vidas. Y en el 90% de los casos, una bacteria llamada Escherichia coli es la responsable de esa infección.
Escherichia coli es una bacteria que vive naturalmente en nuestros intestinos. En ella, no provoca ningún tipo de
síntoma, infección o enfermedad.
El problema surge cuando estas bacterias logran migrar del intestino hacia la región genital.
A partir del momento en que la región genital esté colonizada por la Escherichia coli, basta con atravesar la uretra para llegar hasta la vejiga y provocar un cuadro de cistitis.
Y en ese punto surgen las principales diferencias entre hombres y mujeres.
Las bacterias que vienen del intestino tienen mucho más facilidad de colonizar el tracto genital femenino que el masculino.
Observen sólo cómo las características anatómicas de hombres y mujeres influyen en el riesgo de infección urinaria:
El primer paso en el proceso de formación de una infección urinaria es la migración de bacterias intestinales hacia la región genital.
Para que puedan llegar hasta la vejiga, las bacterias necesitan antes colonizar la región alrededor de la uretra, que es el canal que transporta la orina.
Y aquí ya entra el primer punto de desventaja de las mujeres, la distancia entre el ano y la uretra en los hombres es de 8 a 12 centímetros. Ya en las mujeres, ella es de apenas 4 a 5 centímetros.
Esto significa que para llegar a la uretra de las mujeres la bacteria tiene que recorrer la mitad de la distancia que necesitaría recorrer en los hombres.
Pero eso es sólo la mitad del recorrido, una vez que la bacteria consigue entrar en la uretra, ella todavía necesita recorrer toda su extensión hasta llegar a la vejiga.
De nuevo, la diferencia entre los sexos es inmensa. Mientras la uretra de la mujer mide, en promedio, cuatro centímetros, la uretra del hombre llega a tener hasta más de 20 centímetros de largo.
Y no son sólo las distancias anatómicas que desfavorecen a la mujer en el caso de las infecciones urinarias. Hay otros dos factores.
En el sexo femenino, la entrada de la uretra se sitúa justo encima de la vagina, que es una región bastante húmeda, que por sí sola
favorece la proliferación de bacterias.
Por lo tanto, al llegar alrededor de la uretra de la mujer, la bacteria Escherichia coli encuentra un lugar mucho más fácil de ser colonizado que la región alrededor de la uretra del hombre.
Y como si no bastaran todas esas desventajas anatómicas de la mujer, la próstata del hombre produce sustancias que tienen acción antibacteriana, lo que ayuda a inhibir la progresión de bacterias que quizá hayan podido invadir la uretra masculina.
Por lo tanto, no es porque los hombres son más resistentes que las mujeres, o porque la bacteria tiene algún tipo de
predilección por el sexo femenino.
Lo que hace que las mujeres tengan más infección urinaria que los hombres son las propias características de su trato genital
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