El tiempo tiene dedos artesanales, despiadados y muy poderosos. Pero en vez de considerarnos a nosotros mismos como meros títeres del tiempo, debemos saber que somos muy agentes.
Hay personas que viven con la idea de que "el pasado es el pasado", y no importa lo que sucedió ayer, cada día representa una nueva oportunidad para cambiar, para crear otras nuevas. realidades, dejando atrás lo que se ha logrado.
Si es obvio que esta idea es muy positiva para nuestra realización personal, no debemos olvidar algo: somos el resultado de todo lo que se ha hecho, dice , visto y realizado. Somos tan responsables como los demás.
El pasado se diluye en nuestro presente y es parte de lo que somos
El tiempo nos modela y nos coloca en nuestro presente. Esto es algo que todos debemos tener en cuenta.
Proponemos aquí pensar sobre esto.
Esta frase puede parecer un poco categórico: el tiempo casi siempre pone a todos en el lugar que se merecen.
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Si soy bueno nadie, ¿por qué me siento tan infeliz hoy? Ante esta pregunta, la respuesta es simple: tu desgracia pertenece al momento presente y no tiene nada que ver con el pasado.
Debes actuar y luchar para su bienestar presente.

Aquí le ofreceremos algunos ejemplos simples para entender un poco mejor.
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Como podemos ver, estos pequeños ejemplos giran en torno a una idea central: con el tiempo, obtenemos los frutos que hemos sembrado.
¿Puede cambiar la gente? La personalidad es una entidad muy compleja. Incluye la genética, el entorno en el que crecimos y nuestras experiencias
Somos todo lo que se ha visto y experimentado en el pasado, pero también somos agentes activos de nuestras realidades.
Entonces, vale la pena saber que si el testamento está ahí, podemos cambiar.

Ser una buena persona no nos garantiza una vida maravillosa . Tampoco determinará el hecho de que las cosas bellas nos sucedan todo el tiempo.
Si está claro que hemos hablado de la idea de que "el tiempo les da a todos donde se merece", también debemos saber que la vida no siempre incluye la palabra "equidad".
Esto puede parecer injusto, pero en realidad, el equilibrio de la vida no siempre incluye la equidad.
Lo que damos, no siempre lo recibimos. Ser una buena persona no garantiza la felicidad.
El tiempo a veces no nos trata como debería. Entonces, ¿qué podemos hacer en estas situaciones?
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No actúe con pasividad frente a las injusticias. Si en su presente, alguien lo está tratando de forma inapropiada, no se culpe a sí mismo, no actúe como una víctima. Reacciona.
Siga sus esencias, sea una persona digna, capaz de hacer feliz y ofrecerse la felicidad.
La gente buena a veces llora en secreto
La gente buena tiene muchas desilusiones en sus corazones, e incluso si muestran una buena integridad y una sonrisa agradable, a veces usan una doble armadura detrás de la cual pueden esconderse para llorar y aliviar su amargura cuando están solos. Las buenas personas no siempre han sido felices, pero tienen una fortaleza que les enseña a ser valientes y a hacer frente a las dificultades mirando hacia el futuro y brindando lo mejor a quienes los rodean.
El duelo es una fase que debemos vivir a toda costa después de una pérdida de cualquier tipo: una ruptura, un despido, la muerte de un ser querido. Esta fase incluye varios pasos específicos, independientemente del motivo de la pérdida. Sin embargo, esto se puede evitar. Por ejemplo, cuando terminamos una relación y no queremos estar de luto por esta relación, tendemos a buscar inmediatamente un nuevo compañero.