PLACENTA PREVIA - Causas, Síntomas y Tratamiento

PLACENTA PREVIA - Causas, Síntomas y Tratamiento

Se dice que la gestante tiene placenta previa, o placenta de inserción baja, cuando su placenta está posicionada en un local que provoca obstrucción total o parcial del cuello del útero, que es efectivamente por donde el bebé necesita pasar a la hora del parto vaginal. La placenta previa es, por lo tanto, nada más que una obstrucción de la salida del útero provocada por una placenta mal localizada.

Dos son las complicaciones más relevantes de las gestantes que tienen placenta previa: la obstrucción a la salida del bebé a la hora del parto y el riesgo de sangrado (hasta el 80% de las gestantes con esa condición presentan sangrado vaginal indoloro).

En este artículo vamos a explicar lo que es la placenta previa, cuáles son sus síntomas, sus complicaciones y las opciones de tratamiento.

Después de la terminación de este texto, no deje de leer también sobre los principales signos y síntomas de alerta durante el embarazo: 10 SEÑALES QUE PUEDEN INDICAR PROBLEMAS EN EL EMBARAZO.

¿Qué es la placenta?

La placenta es un órgano materno-fetal, que sólo existe durante el embarazo. Su función es proveer oxígeno y nutrientes para el feto, a través del intercambio de sangre con la madre, y producir hormonas que son importantes para el mantenimiento del embarazo.

La placenta tiene dos caras, una que se inserta en la pared del útero, conectada a cientos de vasos sanguíneos maternos, y otra hacia el feto, que es donde se conecta el cordón umbilical. De esta forma, este órgano actúa como una comunicación entre la circulación sanguínea de la madre y del feto.

La placenta comienza a formarse ya en los primeros días después de la implantación del embrión al útero. La formación de la circulación materno-fetal suele estar completa alrededor de la 12ª semana de gestación. Esto no significa, sin embargo, que la placenta no continúe creciendo a lo largo de todo el embarazo. En el tercer trimestre, el órgano llega a alcanzar, en promedio, 22 cm de diámetro y 0, 5 kg de peso.

Después del nacimiento del bebé, la placenta pierde su utilidad y acaba siendo expulsada minutos después del parto.

¿Qué es la placenta previa?

La placenta puede adherirse a cualquier parte del útero. En la mayoría de las gestaciones, la placenta se ubica en la parte posterior alta, que es una región opuesta al cuello del útero, que es por donde el feto deberá salir en caso de parto normal.

Decimos que la gestante tiene placenta previa cuando la placenta presenta una inserción baja, obstruyendo la salida del cuello del útero de forma total o parcial.

En realidad, la placenta no se fija en una ubicación única durante todo el embarazo. Conforme el útero y la propia placenta crecen, su posición suele cambiar. Una gestante puede tener placenta previa durante las fases iniciales del embarazo, pero llegar al tercer trimestre con la placenta localizada más arriba, sin riesgo de obstruir la salida del útero.

Sin embargo, cuanto más tiempo la placenta permanece con implantación baja, mayor es el riesgo de que esté obstruyendo la salida del útero al final del embarazo, de tal forma que:

  • Entre las placentas que presentan inserción baja entre la 15ª y 19ª semanas de gestación, sólo el 12% permanece como placenta previa hasta el momento del parto.
  • Entre las placentas que presentan inserción baja entre la 20ª y 23ª semanas de gestación, sólo el 34% permanece como PP hasta el momento del parto.
  • Entre las placentas que presentan inserción baja entre la 24ª y 27ª semanas de gestación, el 49% permanece como PP hasta el momento del parto.
  • Entre las placentas que aún presentan inserción baja entre la 28ª y 31ª semanas de gestación, el 62% permanece como PP hasta el momento del parto.
  • Entre las placentas que aún presentan inserción baja entre la 32ª y 35ª semanas de gestación, el 73% permanece como PP hasta el momento del parto.

Por lo tanto, un diagnóstico de placenta previa al inicio del segundo trimestre de gestación tiene un significado diferente del diagnóstico de placenta previa al final del tercer trimestre. Mientras que la mayoría de las mujeres con implantación baja de la placenta al inicio del embarazo no tendrán placenta previa al final, sólo una minoría de ellas con inserción baja en el tercer trimestre llegará al parto con la salida del útero libre.

Tipos de placenta previa

Los tipos de placenta previa se dividen de acuerdo con el grado de obstrucción a la salida del útero. Históricamente, la placenta previa se dividía en 4 categorías:

  1. La placenta La placentaBaja tiene una inserción baja, pero no lo suficiente para cubrir la salida del útero
  2. La placenta previa marginal → El borde de la placenta llega a tocar la abertura del cuello uterino, pero no lo suficiente como para obstruirla.
  3. Placenta previa parcial → La placenta cubre parcialmente la salida del útero.
  4. Placenta total antes → La placenta cubre completamente la salida del útero.

Actualmente, sin embargo, la clasificación de la placenta previa se redujo a sólo 2 categorías, que acaban por dictar la forma de parto a ser escogida (explicamos más adelante):

  • Placenta previa menor o placenta de inserción baja → son los casos en que hay obstrucción parcial de la salida del útero, habiendo una distancia de hasta 2 cm entre el borde de la placenta y el orificio interno del cuello uterino.
  • Placenta previa completa o mayor → Obstrucción total del orificio interno del cuello del útero.

Factores de riesgo

No sabemos exactamente por qué algunas mujeres desarrollan una placenta previa. Sabemos, sin embargo, que algunos factores facilitan su ocurrencia. Estos se llaman factores de riesgo; los principales son:

  • Parto cesáreo previo (lea: PARTO POR CESARIANA - Ventajas y riesgos).
  • Ya ha tenido múltiples gestaciones anteriores.
  • Embarazo de gemelos.
  • Episodio de placenta previa en un embarazo anterior.
  • Edad materna por encima de 35 años.
  • Embarazo obtenido mediante tratamiento para la infertilidad.
  • Historia del aborto previo.
  • Historia de la cirugía uterina previa.
  • Tabaquismo (lea: ENFERMEDADES DEL CIGARRO - Cómo dejar de fumar).
  • Uso de cocaína por parte de la madre (lea: COCAÍNA Y CRACK - Efectos y Complicaciones).

Síntomas de la placenta previa

De 1 y 6% de las embarazadas presentan placenta previa entre la 10ª y 20ª semana de gestación. El diagnóstico se realiza habitualmente a través de la ultrasonografía obstétrica (lea: ULTRASSOM EN EMBARAZO). La mayoría de estas mujeres son asintomáticas, y en el 90% de los casos, la placenta deja de ser previa espontáneamente conforme el útero va creciendo.

Los síntomas de la placenta previa suelen surgir en las embarazadas que llegan a la segunda mitad del embarazo aún con una placenta con inserción baja. En estos casos, hasta el 80% de las gestantes presentan al menos un episodio de sangrado vaginal indoloro. Entre las mujeres que sangran, el 30% tiene el primer episodio antes de la 30ª semana, el 30% entre la 31ª y la 36ª semana y otro 30% entre la 36ª semana y el momento de parto. Sólo el 10% de las embarazadas con placenta previa no presentan sangrado vaginal durante el embarazo.

El sangrado vaginal provocado por la placenta previa suele ser rojo vivo. El volumen de sangre perdida varía de pequeño a grande. En general, el sangrado para espontáneamente, sin la necesidad de ningún tratamiento específico. Sin embargo, casi siempre regresa días o semanas después.

complicaciones

La principal complicación de la placenta previa es la hemorragia, que puede surgir antes, durante o después del parto. La pérdida de sangre puede ser voluminosa y poner la vida de la gestante y del feto en riesgo.

Las gestantes que tienen placenta previa son más propensas a tener una placenta que se implanta muy profundamente al útero y acaba por no despegar fácilmente a la hora del parto. Este tipo de placenta se llama placenta acreta. El riesgo de sangrado macizo es alto y puede requerir una histerectomía (remoción quirúrgica del útero) para controlarlo.

Tratamiento de la placenta previa

El tratamiento de la placenta previa depende de algunos factores, siendo los más importantes:

  • Si la paciente tiene sangrados abundantes o con mucha frecuencia.
  • La edad gestacional.
  • El tipo de placenta previa.

Los gestantes asintomáticos o con sangrado discreto

En estos casos, se indica reposo y abstención sexual. El parto es generalmente inducido en la semana 37.

La vía del parto depende del tipo de placenta previa. Placenta previa completa o placenta con obstrucción incompleta, pero cuyo borde está a menos de 2 cm del orificio de salida del cuello del útero, son indicaciones para parto cesáreo. Por otra parte, embarazadas cuyo borde de la placenta está a más de 2 cm del orificio de salida del cuello uterino pueden ser sometidas al parto vaginal, pues el riesgo de sangrado es bajo. Si durante el parto, sin embargo, hay hemorragia, la vía debe ser alterada para la cesárea.

Los gestantes con sangrado vaginal moderado a grande

En estos casos, la gestante debe ser internada y tratada con transfusiones sanguíneas. Si el embarazo ya tiene 36 semanas, una cesárea suele realizarse.

Si el embarazo tiene menos de 35 semanas, el tratamiento inicial suele ser conservador, habiendo interrupción del embarazo por cesárea sólo si el sangrado no se detiene o si el bebé empieza a presentar signos de sufrimiento.


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