FURÚNCULO - Causas, Síntomas y Tratamiento

FURÚNCULO - Causas, Síntomas y Tratamiento

El furúnculo, llamado popularmente de furúnco, es un absceso (colección de pus) que se forma bajo la piel cuando una bacteria infecta un folículo piloso, estructura de donde crecen los pelos.

A diferencia de la foliculitis, que es una infección localizada y restringida al folículo piloso, el furúnculo surge porque la infección se extiende por el tejido subcutáneo alrededor del folículo.

En este artículo vamos a explicar las causas, los factores de riesgo, los síntomas y el tratamiento de los forúnculos.

¿Qué es un furúnculo?

La ebullición, popularmente conocido como cabeza de clavo es una infección de la piel, forma un absceso, que se produce cuando la infección del folículo piloso por una bacteria, por lo general por Staphylococcus aureus.

En general, la bacteria Staphylococcus aureus presente en la superficie de nuestra piel y no puede penetrar en ella, a menos que haya alguna herida. Cualquier lesión de piel, por menor que sea, puede servir como puerta de entrada para bacterias, incluyendo picaduras de mosquitos, excoriaciones, heridas por láminas de afeitar o lesiones causadas por agujas.

Para obtener más información sobre las infecciones causadas por la bacteria Staphylococcus aureus, debe decir: Staphylococcus aureus | ¿Cuáles son los riesgos de esta bacteria?

Los forúnculos ocurren más frecuentemente en áreas de pelos, húmedas y más expuestas a fricciones, como son las nalgas, la ingle, las axilas, los muslos, la cara y el cuello. Se llama furunculosis cuando el paciente desarrolla múltiples y recurrentes forúnculos.

Cuando más de un folículo piloso de una misma región se infecta, los varios forúnculos creados pueden fundirse, provocando un absceso muy extenso, que recibe el nombre de carbunco. Esta lesión ocurre habitualmente en la espalda o en la nuca y presenta varios puntos de drenaje.

Es importante destacar que el furúnculo no es una espina gigante. A pesar de que ambas son infecciones de los folículos pilo-sebáceos, el proceso de formación del acné y la bacteria responsable de la infección son diferentes en las dos enfermedades. Sin embargo, es de destacar que, como el acné es una lesión de la piel, puede llegar a que sirve como puerta de entrada a Staphylococcus aureus, y por lo tanto un factor de riesgo para el desarrollo de forúnculos.

Si desea saber más sobre la formación de claveles y espinillas, lea: ACNE (CRUZOS Y ESPINAS) | Causas y tratamiento

Factores de riesgo para el furúnculo

Todo el mundo hace, con alguna razonable frecuencia, pequeñas lesiones de piel en las regiones más propicias a la formación de los forúnculos, pero no todo el mundo desarrolla forúnculos a toda hora. Muchas veces, nuestro sistema inmunológico es capaz de neutralizar la invasión de bacterias a nuestro tejido subcutáneo.

El riesgo de desarrollar hierve es mayor en personas con alta colonización de Staphylococcus aureus en la piel y en la región dentro de las fosas nasales, y las personas con discapacidad del sistema inmunológico. Los factores genéticos también parecen estar vinculados, siendo la historia familiar de furunculosis un factor de riesgo importante. Además de la predisposición genética, también podemos citar otros factores de riesgo ya reconocidos para la formación de forúnculos:

  • Diabetes mellitus.
  • Insuficiencia renal crónica.
  • Cirrosis hepática.
  • Uso de drogas inmunosupresoras.
  • VIH positivo.
  • Enfermedades crónicas de la piel.
  • Uso de drogas inyectables.
  • La obesidad.
  • Edad avanzada.
  • Mala higiene personal.
  • Uso de ropa justa.
  • Regiones húmedas con exceso de pelo.

La convivencia cercana con personas que suelen tener forúnculos con frecuencia parece aumentar el riesgo. Compartir ropa de cama, toallas y ropa personal también elevan el riesgo de furunculosis.

Síntomas del furúnculo

El furúnculo se inicia generalmente como un nódulo subcutáneo inflamado, doloroso y bien rojizo alrededor. Los forúnculos, en general, son pequeños, siendo un poco más grandes que un grano de frijol o guisante. Sin embargo, en algunos casos, pueden ser muy grandes, llegando a ser más grandes que una bola de ping-pong.

Conforme la infección va evolucionando, dentro del folículo se van acumulando pus y células muertas, causando un gran aumento de presión en el tejido subcutáneo. Este aumento de presión hace que en el centro de la lesión un punto amarillento o blanquecino, que es el pus siendo empujado fuera del folículo.

En algunos casos, la acumulación de material purulento en el absceso es tan grande que el furúnculo "estalla" solo, drenando espontáneamente gran cantidad de pus. Muchas veces, sin embargo, el furúnculo no se rompe espontáneamente, y la ayuda médica es necesaria para drenar el absceso.

Los abscesos muy voluminosos y profundos pueden dejar cicatrices. Algunas lesiones también pueden formar pequeños agujeros en la piel después de ser drenados. En las lesiones mayores, una masa de tejido muerto, con un formato más moldeado y pastoso, conocido como carne, puede ser expulsado. La retirada de esta carne es esencial para la curación de la infección.

En la mayoría de los casos, los forúnculos no provocan mayores complicaciones y desaparecen luego de ser drenados. Las lesiones pequeñas pueden curarse solas, sin necesidad de drenaje mecánico. Sin embargo, la presencia de bacterias virulentas tales como Staphylococcus aureus en el tejido subcutáneo es un riesgo para la propagación de los mismos a través del torrente sanguíneo. La invasión de la circulación sanguínea por bacterias se llama bacteremia y puede llevar a cuadros graves, como endocarditis (lea: ENDOCARDITE | Síntomas y tratamiento), sepsis (lea: QUÉ ES SEPSE / CHOQUE SÉPTICO?), Absceso cerebral y osteomielitis.

Habitualmente, la presencia de un furúnculo no provoca fiebre ni gran comprometimiento del estado general. Cuando están presentes, estas señales indican que la infección puede no estar más restringida a la piel y las complicaciones pueden surgir.

Un absceso en la región del cóccix, porción final de la columna, ya cerca del ano, puede no ser un furúnculo, sino un quiste pilonidal (lea: CISTO PILONIDAL | Causas y cirugía).

Tratamiento del furúnculo

No se debe nunca exprimir un furúnculo. El proceso de drenaje, cuando indicado, tiene que ser hecho de forma aséptica y poco traumática para reducir el riesgo de cicatrices estéticamente indeseables y evitar que nuevas bacterias penetren dentro de la piel. El drenaje hecho de forma equivocada puede facilitar una nueva infección del área y la propagación de bacterias al torrente sanguíneo.

En general, los forúnculos se rompen espontáneamente después de algunos días. En la mayoría de los casos, las compresas húmedas con agua caliente, al menos 3 veces al día, son suficientes para acelerar el drenaje espontáneo. No utilice pomadas para tratar los forúnculos por su cuenta. En la mayoría de los casos no son necesarias. La limpieza de la lesión se puede hacer sólo con agua y jabón neutro. Los antibióticos tampoco suelen ser necesarios.

En los casos de grandes abscesos, que no drenan espontáneamente después de algunos días, una pequeña incisión hecha por el médico puede ser indicada para acelerar el proceso de curación. El drenaje médico suele ser hecho en los casos de forúnculos que:

  • Dura más de 10 días.
  • Presentan una extensa área inflamada alrededor.
  • Se localizan en áreas de riesgo para complicación, como la cara y regiones cercanas a la columna vertebral.
  • Provocan fiebre.
  • Son lesiones múltiples (carbunculos).

¿Cuándo usar antibióticos?

En algunas situaciones, el uso de antibióticos después del drenaje del absceso puede estar indicado. Son ellas:

  • Múltiples abscesos.
  • Furúnculo con más de 2 cm de diámetro.
  • Furúnculo con extensa área de celulitis (inflamación) a su alrededor (lea: ERISIPELA Y CELULITE - Síntomas y tratamiento).
  • Fiebre.
  • Ausencia de mejora de la lesión después del drenaje.
  • Pacientes con algún grado de inmunosupresión.

El uso de antibióticos no siempre es necesario. Depende de la gravedad del caso y del estado clínico del paciente. Cuando el médico opta por el tratamiento con antibióticos, oxacilina, flucloxacilina, cefalexina, cefradina, trimetoprim-sulfametoxazol o clindamicina son las opciones más indicadas.


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