FRACTURA DEL COLO DEL FÉMUR - Causas, Síntomas y Tratamiento

FRACTURA DEL COLO DEL FÉMUR - Causas, Síntomas y Tratamiento

Conforme la expectativa de vida se eleva, las enfermedades típicas de la tercera edad se vuelven cada vez más frecuentes. La fractura del cuello del fémur (fractura de la cadera) es uno de los muchos ejemplos.

La debilidad natural de los huesos por el envejecimiento, la pérdida de fuerza muscular, la mayor dificultad para mantenerse equilibrada, la pérdida de la agudeza visual y el frecuente uso de medicamentos que causan reducción de la presión arterial o que actúan en el sistema nervioso central favorecen la caída y la consiguiente fractura de la cadera en las personas mayores.

En este artículo, vamos a explicar lo que es la fractura del cuello del fémur, cuáles son sus implicaciones y cuáles son las opciones de tratamiento.

¿Qué es la cadera y el cuello del fémur?

Antes de hablar propiamente de la fractura del cuello del fémur, es esencial perder algunas líneas explicando la anatomía del fémur y de la cadera. Sigue la siguiente ilustración para facilitar el entendimiento.

El fémur es el más grande, más voluminoso y más fuerte hueso de nuestro cuerpo. Se localiza en la región del muslo, conectándose a la rodilla en el extremo inferior y en la pelvis en la extremidad superior. En este extremo superior, el fémur presenta una proyección ósea, dividida en 3 partes: cabeza del fémur, cuello del fémur (también llamado cuello del fémur) y trocante mayor.

La cabeza del fémur tiene un formato de esfera y encaja perfectamente en el hueso de la pelvis, en un lugar llamado acetábulo. Esta región, compuesta por la parte lateral del hueso de la pelvis y por la extremidad superior del fémur, se denomina cadera o cadera. La unión de la cabeza del fémur con el acetábulo se denomina articulación de la cadera.

Fractura del cuello del fémur

A pesar de ser un hueso bastante fuerte, la región del cuello del fémur es bastante susceptible a fracturas, principalmente en mujeres ancianas con osteoporosis. Los traumatismos de la región de la cadera provocados por la caída son la principal causa de fractura del cuello del fémur.

A diferencia de las fracturas de otros huesos, que ocurren por traumas en las personas más jóvenes, la fractura de la cadera es un cuadro mucho más grave y complicado.

No basta con inmovilizar el hueso para curar una fractura del cuello del fémur. El tratamiento debe realizarse mediante cirugía, con colocación de placas, tornillos o prótesis metálicas, y la recuperación completa es muy lenta, pudiendo durar varios meses. Muchos pacientes no pueden volver a caminar y se vuelven dependientes de ayuda para realizar sus actividades comunes de vida.

Como esta lesión corre habitualmente en pacientes ancianos y ya con algunas enfermedades asociadas, la tasa de complicaciones graves a corto y medio plazo es alta, haciendo que la mortalidad durante el intervalo de 1 año después de la fractura llegue al 20%.

Factores de riesgo para fractura del cuello del fémur

Las fracturas del cuello del fémur ocurren habitualmente cuando dos factores actúan juntos: traumatismo de la región de la cadera (en la mayoría de los casos por caídas de la propia altura) y huesos débiles.

Por eso, como ya se ha señalado, los ancianos son el principal grupo de riesgo, pues además de tener una mayor tasa de osteoporosis, la incidencia de caídas es mucho mayor en este grupo de edad.

Cualquier factor que contribuya a debilitar los huesos oa un mayor riesgo de caídas puede ser considerado un factor de riesgo para la fractura de la cadera, principalmente si están presentes en las personas mayores. Algunos ejemplos son:

  • El uso crónico de medicamentos que debilitan los huesos, tales como: glucocorticoides, heparina, warfarina, fenitoína, metotrexate y varios otros que favorecen la aparición de la osteoporosis.
  • Uso de drogas que causan somnolencia, que bajan la presión arterial o que disminuyen los reflejos, pues aumentan el riesgo de caídas.
  • Sedentarismo, pues la falta de actividades deja los huesos y la musculatura más débiles.
  • Deficiencia de vitamina D, pues la falta de esta vitamina esta relacionada con la aparición de huesos más débiles (lea: DEFICIENCIA DE VITAMINA D).
  • Menopausia, también relacionada con la pérdida de masa ósea (lea: SÍNTOMAS DE LA MENOPAUSA).
  • Mieloma múltiple, por ser una enfermedad que ataca los huesos y facilita la ocurrencia de fracturas (lea: MIELOMA MÚLTIPLE).
  • Tabaquismo y alcoholismo, pues están asociados a la pérdida de masa ósea.

Cuanto más débil sea el hueso, menor será el impacto necesario para que ocurra una fractura. Muchas veces, el hueso está tan debilitado que una simple torsión de la región de la cadera puede ser suficiente para romperlo.

En las personas jóvenes y sanos, la fractura del cuello del fémur sólo ocurre en caso de grandes impactos en la región de la cadera, como en los casos de accidentes automovilísticos.

Tipos de fractura de cadera

Las fracturas de la cadera suelen ocurrir en la región del cuello del fémur, pero hay otros puntos del hueso fémur que también pueden partir. Saber cuál es el tipo de fractura de la cadera que el paciente sufrió es importante, pues el tratamiento y la incidencia de complicaciones varían de acuerdo con el sitio anatómico fracturado.

Las fracturas del cuello y de la cabeza del fémur se llaman fracturas intracapsulares. Las fracturas que ocurren debajo del cuello del fémur se llaman fracturas extracapsulares.

Las fracturas intracapsulares suelen tener mayores tasas de complicaciones, pues la región del cuello y de la cabeza del fémur son naturalmente más mal vascularizadas. Cuando ocurre una fractura en esta región, hay un gran riesgo de interrupción del flujo sanguíneo, dificultando no sólo la cicatrización del hueso, sino también aumentando el riesgo de necrosis o alteraciones degenerativas de la cabeza del fémur.

En las fracturas extracapsulares la principal complicación es hemorragia, pues esa región del hueso es bastante vascularizada.

Síntomas de la fractura del cuello del fémur

En los ancianos, caídas simples, aparentemente sin mayores daños, pueden ser suficientes para partir el cuello del fémur. El paciente cae y pasa a presentar un intenso dolor en la región de la cadera y del muslo, asociada a la incapacidad de movilizar la pierna. Si la fractura es completa y partir el hueso en dos partes, el miembro inferior acometido pasa a tener menor longitud que el miembro sano. La pierna acometida también tiende a hacer una rotación externa (presentación más común) o interna.

Las complicaciones de la fractura del cuello del fémur suelen derivarse del largo período de recuperación necesario para la cicatrización de la lesión.

Muchos pacientes quedan acamados y, por ser ancianos y previamente portadores de varias otras enfermedades, acaban no consiguiendo más volver a andar. Esto facilita la aparición de complicaciones debido a la inmovilización crónica, como trombosis venosa profunda, embolia pulmonar, úlceras de la piel, neumonía, infecciones urinarias, etc. Cuanto más ancianos y debilitado el paciente era antes de la fractura, mayor es su riesgo de no lograr una recuperación completa.

El diagnóstico se suele hacer de forma clínica, a través de los síntomas y la historia de caída. La radiografía de la cadera sirve para confirmar el diagnóstico y mostrar el lugar de la fractura. Si la sospechosa clínica de fractura del cuello del fémur es muy fuerte, pero la radiografía no muestra una imagen muy clara, una tomografía computarizada o una resonancia magnética pueden ser solicitadas para aclarar la duda.

Tratamiento de la fractura del cuello fémur

El tratamiento de las fracturas de la cadera debe ser quirúrgico, ya que es la forma más probable de recuperación. Si el paciente está clínicamente estable, la cirugía ortopédica debe realizarse preferentemente en las primeras 48 horas después de la fractura. Cuanto más tarde se haga la cirugía, los peores son los resultados.

El tratamiento se puede hacer con fijación del hueso con tornillos, pines o placas, dependiendo del tipo de la fractura. Si la cabeza del fémur está bien dañada o si existe riesgo de falta de perfusión sanguínea a la misma, el ortopedista puede quitar parte de la cadera y sustituirlo por una prótesis artificial.

El paciente es estimulado a caminar inmediatamente al día siguiente de la cirugía, aunque con ayuda de muletas, para evitar que su musculatura se debilite por largos períodos de inmovilización en la cama. La fisioterapia también debe iniciarse precozmente. El punto crucial del tratamiento de la fractura de la cadera es impedir que el paciente no pueda volver a caminar.


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