DEPRESIÓN - Causas, Síntomas y Cómo Tratar

DEPRESIÓN - Causas, Síntomas y Cómo Tratar

La depresión, también llamada trastorno depresivo mayor o depresión unipolar, es una enfermedad psiquiátrica capaz de causar innumerables síntomas psicológicos y físicos. Su síntoma más conocido es una profunda y prolongada tristeza, lo que no significa que toda tristeza esté relacionada necesariamente a un cuadro de depresión.

La mayoría de los adultos con trastorno depresivo nunca llega a ser evaluado por un psiquiatra, ya que a menudo sus síntomas no son debidamente reconocidos. Esta confusión ocurre incluso entre médicos no acostumbrados a lidiar con problemas relacionados con la salud mental.

Los estudios demuestran que más de la mitad de los pacientes atendidos por médicos generales por presentar síntomas físicos de la depresión, como dolores, insomnio o cansancio crónico, acaban no siendo reconocidos como tal. El diagnóstico correcto acaba de surgir sólo después de meses o años de síntomas y varias consultas a médicos diferentes.

Antes de seguir adelante, ve este breve vídeo sobre la depresión que resume la información contenida en este artículo.

¿Qué es la depresión?

El trastorno depresivo mayor es una enfermedad psiquiátrica crónica, extremadamente común, caracterizada por una alteración del humor del paciente, que le deja triste más allá de lo normal, desanimado, sin energía, con baja autoestima y con dificultad de lidiar con su vida personal y profesional .

La depresión fue una enfermedad muy mal comprendida durante décadas, lo que llevó a interpretaciones equivocadas sobre sus causas y síntomas, provocando una estigmatización de sus portadores. Hasta hoy es común encontrar personas deprimidas que no aceptan su diagnóstico o familiares / amigos que tratan al paciente deprimido como alguien mentalmente débil, incapaz de superar las dificultades de la vida. No se debe tratar al paciente deprimido como alguien simplemente triste, incapaz de reaccionar.

Más que un ataque de tristeza, la depresión no es una debilidad o falta de disciplina, ni es algo que el paciente pueda simplemente resolver sólo con la voluntad propia. Para el deprimido, dejar de estar triste no es que ni el fumador que pretende parar con el cigarrillo; no es una cuestión de tomar la decisión y mantenerse fiel a ella. La depresión es una enfermedad crónica que generalmente requiere tratamiento a largo plazo, como son la diabetes o la hipertensión. Así como nadie deja de ser diabético sólo con la fuerza de voluntad y pensamiento positivo, la depresión también necesita ayuda médica para ser controlada.

El trastorno depresivo puede surgir en cualquier fase de la vida, desde la infancia hasta la tercera edad. Es una enfermedad tan común que se estima que el 12% de los hombres y hasta el 25% de las mujeres presentará algún grado de depresión a lo largo de sus vidas. Este trastorno es dos veces más común en mujeres que hombres y es más común en adultos jóvenes que en ancianos.

Diferencias entre tristeza y depresión

El término deprimido es a menudo usado como sinónimo de triste. Tristeza y depresión son cosas diferentes. En realidad, la tristeza suele ser uno de los síntomas de la depresión, pero sólo ella no basta para su diagnóstico.

La tristeza es una reacción normal y esperada para muchas situaciones, como la muerte de un ser querido, el fin de una relación amorosa, la pérdida del empleo, etc. Es completamente normal que el individuo pase unos días o semanas tristes después de situaciones de pérdida. Esto no se considera un trastorno depresivo mayor.

Para ser depresión el cuadro de tristeza tiene que ser prolongado y por encima de lo normal, siendo suficiente para interferir en las actividades diarias de la persona, reduciendo la capacidad de cuidar de sí mismo, obstaculizando relaciones, perjudicando sus atribuciones profesionales, etc. Si usted pierde un pariente y se siente triste por semanas, eso es normal. Pero si esta tristeza es tan intensa que semanas después de la pérdida usted todavía no ha logrado reanudar su vida en cuestiones básicas, cómo trabajar, mantener la higiene personal, cuidar la casa, esto puede ser la depresión.

En la tristeza, el individuo suele presentar períodos de mejora a lo largo del día, logrando olvidar por momentos la causa de su tristeza, como, por ejemplo, durante la visita de una persona querida. En la depresión, la sensación es continua y no alivia con la ayuda de otros. La depresión suele provocar un sentimiento de culpa, pero sin motivo aparente. El deprimido siente una pesada culpa, pero no sabe explicar bien el por qué.

Es bueno señalar que el paciente deprimido no siempre presenta para los amigos y familia aquel clásico comportamiento de tristeza excesiva. El trastorno depresivo puede ser más sutil, manifestándose como pérdida del interés en actividades que antes eran placenteras, ausencia de planes para el futuro, alteraciones del patrón del sueño, aislamiento social o baja autoestima. Para estar deprimido no es necesario pasar todo el día en la cama llorando.

La tristeza siempre tiene una causa, la depresión no. Obviamente, el fallecimiento de una persona cercana puede desencadenar un trastorno depresivo, pero no siempre las situaciones tristes deben ocurrir para que el individuo inicie un cuadro de depresión.

Causas de la depresión

Así como sucede en diversas enfermedades psiquiátricas, no existe una causa única para la depresión. La enfermedad parece ser provocada por la interacción de diversos factores, ya sean físicos o psicológicos.

1- FACTORES ORGÁNICOS RESPONSABLES DE LA DEPRESIÓN

La depresión no surge sólo por problemas emocionales o psicológicos. Se han reconocido varios factores de riesgo y causas orgánicas para el trastorno depresivo mayor.

1.1 - Genética

Las personas que tienen familiares con depresión presentan un mayor riesgo de que también desarrollen la enfermedad, indicando que existe una vulnerabilidad a la depresión que puede heredarse genéticamente. En realidad, tener familiares cercanos con otras enfermedades psiquiátricas, como el síndrome del pánico, los disturbios afectivos o incluso el alcoholismo, también son factores de riesgo para la depresión.

A pesar de intensos estudios en el área, aún no se han identificado los genes responsables de la vulnerabilidad a la depresión.

Aunque la herencia genética es aparentemente un factor importante, ella sola no es suficiente para desencadenar la enfermedad. Esto es fácilmente comprobado a través de estudios de hermanos gemelos idénticos, donde se vio que hay concordancia en apenas el 40% de los casos. Por lo tanto, otros factores además de la genética son necesarios para que el trastorno depresivo surja.

1.2 - Neurotransmisores

El cerebro humano es una estructura altamente compleja, cuyo funcionamiento depende de cientos de mediadores químicos. Sabemos hoy que buena parte de las enfermedades psiquiátricas están relacionadas a por lo menos 5 de estos neurotransmisores: noradrenalina, serotonina, dopamina, ácido gamma aminobutírico (GABA) y acetilcolina.

La abundancia o la falta de algunos de estos neurotransmisores en ciertas partes del cerebro pueden desencadenar graves trastornos psiquiátricos y neurológicos. Ejemplos: una falta de dopamina en ciertas áreas de la base del cerebro provoca la enfermedad de Parkinson (lea: ENFERMEDAD DE PARKINSON | Síntomas y tratamiento). La enfermedad de Alzheimer parece estar relacionada con niveles bajos de acetilcolina en el cerebro (lea: MAL DE ALZHEIMER | Síntomas y diagnóstico).

La depresión tiene su origen en el funcionamiento anormal de algunos de estos neurotransmisores, como la dopamina, serotonina, noradrenalina y GABA. Entre ellos, la serotonina parece tener el papel más relevante, estando habitualmente en niveles reducidos en los pacientes con depresión.

1.3 - Uso de drogas o alcohol

Las enfermedades que causan dependencia también están bajo la influencia de estos neurotransmisores citados arriba. Drogas y alcohol ejercen sus efectos a través del aumento de la liberación de dopamina en el cerebro, lo que provoca euforia y una sensación agradable. El problema es que el uso repetido de drogas o alcohol desensibiliza el sistema de la dopamina, haciendo que el mismo se acostumbre a la presencia de estas sustancias. Por eso, las personas viciadas necesitan cada vez más drogas o alcohol para alcanzar el mismo grado de satisfacción, pudiendo dejarlas deprimidas cuando están fuera del efecto de estas sustancias. El cerebro se acostumbra a vivir con niveles cada vez más elevados de neurotransmisores estimulantes, haciendo que los niveles normales pasen a ser insuficientes para controlar el humor del individuo.

1.4 Cambios del cerebro

Además de la reducción de la concentración de neurotransmisores, pacientes con trastorno depresivo crónico también presentan alteraciones en la anatomía del cerebro, como reducciones de volumen del lóbulo frontal y del hipocampo.

Los estudios de neuroimagen también evidencian cambios en el funcionamiento de varias áreas del cerebro en personas con depresión. Los investigadores descubrieron un área de la corteza prefrontal con una actividad anormalmente disminuida en pacientes con ese trastorno. Esta región está relacionada con la respuesta emocional y tiene conexiones generalizadas con otras áreas del cerebro responsables de la regulación de los neurotransmisores asociados al estado de ánimo, como la noradrenalina, la dopamina y la serotonina.

1.5 - Enfermedades cerebrales

Es cada vez más aceptada la relación entre el accidente cerebrovascular (AVC) y el surgimiento de la depresión. Sabemos hoy que la depresión que surge después de un accidente cerebrovascular no es provocada solamente por sacudones psicológicos debido a las consecuencias perceptibles del accidente cerebrovascular, como secuelas motoras o del habla. La propia lesión directa del cerebro por el derrame cerebral aumenta el riesgo del surgimiento de la depresión, aunque las consecuencias del AVC no tienen un gran efecto psicológico en el paciente (lea: AVC - Accidente Vascular Cerebral - Causas y Síntomas).

La mayoría de las personas que sufren de depresión, entre ellas, Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple (lea: ESCLEROSIS MÚLTIPLE Síntomas y tratamiento), epilepsias (lea: EPILEPSIA | CRISOS CONVULSIVA | Síntomas y tratamiento), tumores del cáncer, cerebro (lea: SINTOMAS DE TUMOR CEREBRAL) y traumatismos craneos.

1.6 - Enfermedades crónicas

Los pacientes portadores de enfermedades crónicas también son más vulnerables a la aparición del trastorno depresivo. Las más comunes son: diabetes, enfermedades del corazón, hipotiroidismo, SIDA, cirrosis, enfermedad inflamatoria intestinal, lupus, artritis reumatoide, fibromialgia, entre otras.

2- FACTORES PSICOLÓGICOS ASOCIADOS A LA DEPRESIÓN

Las tensiones emocionales son un importante desencadenante para la aparición de la depresión. Muchas veces, un evento traumático es un factor que falta para un individuo susceptible de desarrollar un proceso depresivo.

2.1 Traumas en la infancia

Traumas adquiridos en la infancia son un importante factor de riesgo para el desarrollo de la depresión. Entre los traumas están abusos, ausencia del padre, fallecimiento de un ente próximo, agresiones o falta de afectividad por parte de los padres.

Las relaciones problemáticas con padres, hermanos y colegas son comunes en niños y adolescentes con depresión. Los adultos depresivos también a menudo reportan poco implicación paterno y sobreprotección materna durante la primera infancia.

Los niños que sufren de bullying también están en mayor riesgo de convertirse en depresivos.

2.2 - Estresiones emocionales

Aunque el trastorno depresivo puede surgir sin ningún factor emocional precipitante, las estrés y las pérdidas personales ciertamente aumentan el riesgo. Las pérdidas de personas amadas son factores de riesgo importantes en los individuos más jóvenes. En los ancianos con largos matrimonios, la pérdida del esposo o de la esposa también suele ser un evento desencadenante de depresión.

El dolor crónico, la enfermedad crónica, la incapacidad y las enfermedades que dejan secuelas también pueden conducir a la depresión.

El aislamiento social, el exceso de críticas y los cobros por parte de la familia, la dificultad económica persistente, la separación matrimonial o la baja autoestima también son factores comunes.

Tener contacto cercano y frecuente con alguien deprimido también aumenta el riesgo de depresión.

2.3 - Depresión postparto

La depresión posparto es una especie de trastorno depresivo que algunas mujeres desarrollan después de dar la luz. La mayoría de las mujeres con depresión posparto comienzan a presentar síntomas en el primer mes de vida del bebé, pero algunas demoran hasta 12 meses para desarrollar el cuadro depresivo. Alrededor del 10% de las madres sufren de depresión posparto.

En los primeros 2 o 3 días después de tener un bebé, muchas mujeres suelen presentar un tipo leve de depresión post-parto, llamada tristeza post-parto o melancolía posparto. Este cuadro acomete hasta el 80% de las madres y se caracteriza por mal humor, irritación, dificultades de concentración, insomnio y crisis de llanto.

La melancolía posparto ocurre por alteraciones hormonales que surgen con el término del embarazo y por estrés psicológicos causados ​​por la responsabilidad de cuidar de un recién nacido, asociado al cansancio físico que la tarea provoca. En la mayoría de los casos, la tristeza postparto desaparece en 2 o 3 semanas.

La depresión posparto es un cuadro más importante que la melancolía posparto, durando más tiempo y presentando síntomas más severos. Las mujeres con historial de depresión están más propensas a tener depresión posparto que las mujeres que nunca han sido deprimidas.

Las mujeres con depresión posparto suelen no poder dormir, incluso cuando sus bebés duermen. Además se presentan muy irritadas, incapaces de cuidar del bebé, con grave sentimiento de culpa y con sentimiento de no tener lazos afectivos con el nuevo hijo.

La depresión posparto puede llevar a la madre a tener pensamientos de herir a usted y al bebé, en la mayoría de los casos, sin embargo, la madre logra reconocer el absurdo de la idea, teniendo capacidad de controlar este extraño pensamiento.

La depresión posparto puede desaparecer espontáneamente, pero la ayuda médica es importante, porque en algunos casos el trastorno depresivo no mejora con el tiempo y hay riesgos de la madre infligir daños al hijo.

Síntomas de la depresión

El trastorno depresivo es una enfermedad que puede manifestarse de diversas maneras. La forma más común es el llamado trastorno depresivo mayor, también conocido como depresión mayor. Otra forma bastante común es la depresión crónica, que recibe el nombre de distimia. Otros tipos de depresión que pueden ocurrir son el trastorno bipolar, depresión estacional, depresión reactiva, depresión atípica, depresión posparto y depresión minor.

La depresión mayor suele presentar por lo menos cinco de los nueve síntomas listados abajo, siendo uno de ellos obligatoriamente la tristeza o la pérdida del interés en las actividades diarias.

1- Tristeza la mayor parte del día, particularmente por la mañana.
2- Pérdida del interés por las actividades del día a día.
3- Alteraciones significativas del apetito o del peso (puede ser aumento o reducción).
4- Insomnio o sueño excesivo.
5- Agitación o letargo.
6- Fatiga o falta de energía persistente.
7- Sentimientos de inutilidad o culpa.
8- Incapacidad de concentración e indecisión.
9- Pensamientos recurrentes sobre muerte o suicidio.

Para que sean considerados un criterio de trastorno depresivo mayor, los síntomas listados arriba deben ser diarios y deben estar presentes por más de 2 semanas consecutivas.

Explicamos con más detalle los síntomas de la depresión mayor, de la distimia y de la depresión reactiva en un artículo aparte, que se puede acceder a través del siguiente enlace: SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN.

Diagnóstico del trastorno depresivo

El diagnóstico de la depresión es hecho preferentemente por el médico psiquiatra y se basa en los síntomas, en la duración y en los efectos globales que los mismos causan en la vida del paciente. No hay actualmente un examen de laboratorio o de imagen que identifique la depresión, aunque algunas pruebas de sangre se pueden hacer para descartar otras enfermedades con síntomas similares, como el hipotiroidismo, por ejemplo (lea: SÍNTOMAS DEL HIPOTIREOIDISMO).

El diagnóstico de depresión mayor requiere que los síntomas sean lo suficientemente graves para interferir en las actividades diarias del paciente y en la capacidad de cuidar de sí mismo, mantener relaciones, participar en actividades de trabajo, etc. El diagnóstico también requiere que los síntomas estén ocurriendo diariamente durante al menos dos semanas.

Después del diagnóstico es importante intentar identificar pensamientos suicidas, para que el tratamiento adecuado sea instituido lo más rápido posible.

Tratamiento de la depresión

El tratamiento inicial de la depresión mayor debe incluir medicamentos antidepresivos y psicoterapia, que puede ser hecha con psiquiatra o psicólogo.

Los estudios muestran que el tratamiento combinado (medicamentos + psicoterapia) es más efectivo que el tratamiento aislado con sólo una de las dos opciones. La psicoterapia y los medicamentos antidepresivos son igualmente eficaces, pero la psicoterapia tiene un efecto más relevante a largo plazo, ya que ayuda al paciente a desarrollar nuevas formas de enfrentamiento de los síntomas, así como una mayor capacidad para racionalizar y adaptarse a los problemas de la vida.

Medicamentos antidepresivos

Hay decenas de fármacos con acción antidepresiva en el mercado. Actualmente, las clases más usadas son:

  • - Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS o SSRI) - Ex: Citalopram, Escitalopram, Fluoxetina, Paroxetina y Sertralina (lea: ANTIDEPRESIVOS - Escitalopram, Fluoxetina, Sertralina ...).
  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRSN o SNRI) - Ex: Venlafaxina, Duloxetina, Milnaciprano y Desvenlafaxina.
  • Antidepresivos atípicos - Ex: Mirtazapina, Bupropion, Trazodona y Nefazodona.

Los inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) y los antidepresivos tricíclicos (por ejemplo, seleginina, amitriptilina, nortriptilina e imipramina), son fármacos más antiguos, que actualmente son poco utilizados en el tratamiento de la depresión por presentar muchos efectos colaterales.

Normalmente, los médicos inician el tratamiento de la depresión con un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS o SSRI), por ser esta una clase de antidepresivos seguros y con baja tasa de efectos colaterales. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRSN o SNRI) también son una buena alternativa para el inicio del tratamiento.

No existe una receta lista que pueda aplicarse a todos los pacientes con depresión. El medicamento a elegir depende de las características clínicas y de las condiciones financieras del individuo. Por ejemplo, si el paciente, además de la depresión, tiene dificultad para dormir, los fármacos que provocan somnolencia, como la mirtazapina, pueden ser la mejor opción.

Los antidepresivos pueden demorar para alcanzar su efecto pleno, muchas personas sólo empiezan a sentirse mejor después de dos semanas. Sin embargo, para sentir el efecto completo del fármaco, el paciente puede llevar hasta 6 a 12 semanas. Sin embargo, si el paciente no refiere alivio de sus síntomas después de cuatro semanas de tratamiento, el psiquiatra puede aumentar la dosis, añadir una nueva medicación o simplemente sustituir la anterior. Es importante tener en cuenta que la respuesta a los antidepresivos es individual y que el tratamiento puede tardar semanas en ajustarse.

La aparición de efectos colaterales puede ser un motivo para la sustitución del medicamento. Algunos efectos secundarios desaparecen con el tiempo, pero otros no. Encontrar la medicación correcta o la combinación de medicamentos en las dosis correctas, a veces toma tiempo y es necesario un poco de intento y error. Lo importante es no desanimar.


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