Para ser emocionalmente inteligente, no necesitas un Maestro o una temporada en las montañas del Tíbet.
Si bien todos pueden entrenar su inteligencia emocional, estamos hablando de un tipo de sabiduría basada en el respeto, el autoconocimiento y el manejo emocional apropiado.
Si bien es obvio que hoy en día Hoy en día, este concepto está "de moda", tanto en el mundo de los negocios como en el ámbito del desarrollo personal, sigue siendo muy interesante. Pasar todas estas estrategias a nuestros hijos es muy bueno para ellos.
Un mundo basado en la empatía, en reconocerse mutuamente como parte de uno mismo y en la afirmación que nos permite definir y para proteger nuestros propios espacios, hay un mundo de pilares maravillosos sobre los que crear un futuro mejor.
Es por eso que en este artículo te invitamos a pensar si tienes estas habilidades básicas o si tienes consciente de la necesidad de desarrollarlos para proyectarlos en todo lo que te rodea
¿Tomas nota?
Aquí hay un aspecto que todos debemos tener en cuenta: los actos humanos, casi sin darnos cuenta, basados en sus emociones. Nuestro cerebro es resultado sofisticada y maravillosa de una evolución que ha pasado a través de las siguientes fases:
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Esta fase final de nuestra evolución muestra, sin lugar a dudas cómo la comunicación es parte de este campo emocional que nos hace crecer como humanidad, para educar y crecer personal y profesionalmente
Aquí es donde yo La inteligencia emocional es de vital importancia para el egoísmo incapacitante, o aquellos comportamientos menos emocionales que nos separan unos de otros y nos impiden disfrutar de ese equilibrio en el que la conciencia y el respeto indudablemente nos permitirán ser más feliz.
Echemos un vistazo a las claves que nos dicen si somos emocionalmente inteligentes.
Hay muchas personas que confunden el control emocional y "encierran u ocultan emociones" . Controlar es no rechazar.
Si, por ejemplo, nos sentimos en un determinado momento de irritación o enojo, no hay necesidad de rechazarlo u ocultarlo.
Las consecuencias podrían ser muy negativo.
La persona emocionalmente inteligente no busca culpables y no proyecta sus emociones en los demás. Ella es responsable y sabe cómo relajarse para liberar sus tensiones y poner límites.
Puedo decirte que no me gusta la forma en que me tratas. Te digo con respeto pero con total sinceridad, y te digo, además, que si actúas de otra manera, nuestra relación sería más saludable y más gratificante.
Ser capaz de dar información de manera respetuosa, sin enojo y con inteligencia, es clave para poder convivir con respeto.
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Además de esto, gracias a la afirmación, nos ocupamos de su autoestima porque siempre mostramos lo que queremos y lo que no somos dispuesto a aceptar.
Aquí hay otro aspecto que debemos tener en cuenta: las personas empáticas no son necesariamente amistosas. Es un proceso más profundo que nos conecta como especie.
Ser empático es reconocer en los otros aspectos que también se sienten en casa.
Es por esta razón, y gracias a las neuronas espejo que poseemos, que podemos conectarnos mejor entre nosotros, para construir entornos sociales y personales más respetuosos.
En general, somos lo que pensamos. Si tenemos una opinión negativa sobre nuestras habilidades, nuestras emociones disminuyen y, como resultado, la acción que vamos a lograr será limitada y de mala calidad.
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La inteligencia emocional es la clave para desbloquear muchas de las puertas detrás de las cuales nos hemos encerrado durante toda nuestra vida.
Tener en cuenta la conexión entre la mente y las emociones sin duda le permitirá ser más hábil en su vida cotidiana.
Hermanos y hermanas, el vínculo que proviene del corazón
Las relaciones entre hermanos a veces pueden ser complicadas después de años de discusiones, pero al final a menudo cambian a la edad adulta y se convierten en fortalezas. Según un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social y Personalidad de la Universidad de California, Berkeley (EE.
¿Sabía que escuchar a las personas que se quejan se queja?
El estilo de vida moderno es tan exigente en todas las áreas, inevitablemente, todos terminamos quejándonos de lo que tenemos que enfrentar. Aunque es una reacción natural liberar el tensión en situaciones complejas o dolorosas, también es un sentimiento que roba energía. Si no está mal sentir empatía cuando nuestros seres queridos pasan por un mal momento, escuchar a quienes se quejan de todo es más dañino de lo que pensamos Lo más inquietante es cuando su actitud se vuelve tan tóxica y manipuladora que nos hace pensar que somos insensibles o egoísta solo porque no queremos estar donde estamos.